Son muchos los países en América Latina, Africa, y Europa, alrededor de unos 20 países, que reconocen a Taiwan como país y no una provincia renegada de la República Popular China, y también un apoyo de EE.UU. en términos militares, aunque haya roto relaciones diplomáticas en 1979. Pero esto ha ido cambiando con la expansionismo e influencia de #China en el mundo.
El 2 de junio de 2017, Panamá dio su primer paso en romper las relaciones que tenía por década con Taiwan para establecerlas con China. La República Dominicana también ha hecho lo mismo el 29 de abril de 2018, luego de relaciones históricas con Taiwan.
Taiwan ha mantenido las relaciones diplomáticas con todos estos países por medio de ayuda al desarrollo agropecuario, técnico, profesional y constribuciones económicas como premio al apoyo que reciben en la ONU.
De hecho, Pekín ha exigido tajantemente a sus socios que nieguen su apoyo a Taipei desde hace décadas, y hoy con más fuerzas.
Como trasfondo histórico, para entender lo que sucede con China y Taiwan, hay que remontarse a fines de 1927 cuando el Partido Nacionalista o el Kuomintang de Chiang Kai-Shek (personaje también conocido como Jiang Jieshi), que había tomado el poder mediante un sangriento golpe de Estado y gozaba del respaldo simultáneo de EE.UU, Francia, Inglaterra, de Hitler y de Mussolini, llevó ataques simultaneos al ejército rojo del Partido Comunista.
Todo esto se fue intensificando con la invasión de Japón a China en 1937 hasta 1945. La fiera resistencia del ejército rojo contribuyó a la derrota de Japón luego de lanzar las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Inmediatamente después, siguiendo un plan trazado por Washington, Chiang Kai-Shek trata de repetir lo que ya había hecho en 1927. Pero sus fuerzas, armadas y respaldadas por EE.UU., encuentran entonces la oposición del Ejército Rojo
Chiang Kai-Shek huye e instaura un gobierno independiente en Taiwán, bajo la protección de EE.UU. El 1º de octubre de 1949, Mao Zedong proclama el nacimiento de la República Popular China.
La ONU y la mayoría de los países occidentales siguieron considerando a Taipéi –la capital de Taiwán– como el gobierno legítimo de China hasta 1971.
La política de la República Popular China de obligar a elegir entre mantener relaciones diplomáticas con Pekín o con «la provincia renegada» hizo que el estatus internacional de Taiwán rápidamente se convirtiera en un asunto complicado.
En el fondo, Taiwan sigue siendo parte de China, pero por conflictos ideológicos e intereses geopolíticos (algo que ha pasado Corea) se han dividido.
Esperamos que China y Taiwan tomen la misma dirección que han trazado Corea del Norte y el Sur para resolver al fin sus problemas. Taiwan bajo el paraguas de una China que crece cada día y se perfila como la principal potencia económica mundial, se vería altamente beneficiada.
Así que la decisión de Panamá y República Dominicana ha sido una decisión acertada par ajustarse a los cambios geoeconómicos que ocurren en la región y en el mundo.